La casa de Dios

Nunca fui un tipo de los que se puedan definir como religiosos.

Haber pasado 12 años de mi educación en un colegio de curas, creo que me ayudó más a distinguir con claridad las miserias de las instituciones que fomentan el amor a dios, que a acercarme a cualquier camino espiritual.

De hecho la palabra dios, es un verbo que suele salir de mi boca en situaciones solo muy precisas, casi todas relacionadas con el fútbol.

Una ronda final de penales, donde mi equipo se tambalea entre la gloria deportiva y una avalancha de dolorosos memes es un buen ejemplo en el cual suelo invocar su presencia.

Porque un dios, sea cual sea su creencia, para la mayoría de la gente representa eso. La figura de algo o alguien a quien demandarle un destino mejor de lo que estamos dispuestos a aceptar, aunque solo sea por un instante.

Por eso es que Diego Armando Maradona es quien mejor representa la figura de Dios para buena parte de los argentinos.

Porque nadie nos cumplió de manera más acabada y con tanta magia nuestros deseos en algún momento de nuestras vidas, y nadie ayudó más a torcer el destino de nuestro castigado país, aunque más no fuera por efímeros 90 minutos.

Hace muchos años que no piso una iglesia, pero como buen argento y futbolero que soy, haber conocido el cuarto donde seguramente este dios, se imaginó entre sueño y sueño, muchos de esos goles que en el tiempo se convirtieron en deseos cumplidos de millones de argentinos, es lo más cercano a una experiencia sobrenatural que alguna vez haya podido vivir.

Para disfrutar, ahí van estas 10 fotos que comparto con todos ustedes.

Hoy transformado en museo, y a pocas cuadras del templo que lo vio debutar, el espacio donde vivió, creció y comenzó a hacerse inmortal D10S, en la época más feliz de su vida.

Con ustedes la casa de Dios.

Amén.