Una de super héroes

Si has seguido el hilo de mis publicaciones en redes probablemente hayas llegado hasta aquí.

Si no es así, prepárate para un relato visual que nos llega de la tierra de Rubén Blades, y nos invita a conocer a un pana colombiano que bien merecería ser letra de sus canciones.

Buscando con mi cámara en mano una historia que ilustrara las bondades y valores de la fotografía urbana por las calles de Panamá, me encontré con un loco lindo sumergido en una mugrienta alcantarilla de la Avenida Central. Como si fuera un personaje de ultratumba, emergió con su mejor sonrisa del más oscuro y sucio agujero, para contarme que estaba realizando una tarea de limpieza que nadie allí, y mucho menos las autoridades municipales, quieren hacer.

“La cosa acá se inunda porque hay mucho mugriento suelto botando su basura en cualquier lado, y pocos con ganas de pelarse el lomo para solucionarlo” me dijo.

Lo que siguió se explica mejor en imágenes que en palabras. Un proceso que a menudo se ocupa de hacer y que moviliza más que la frase que su desaliñada camiseta promocionaba. Un vital servicio que realiza por su cuenta, y que de momento solo los vecinos de sus calles agradecen, al mantener funcional un sistema de desagüe imprescindible en una ciudad donde llueve ocho meses al año y no destaca por su pulcritud y limpieza.

Fueron estos vecinos y trabajadores ambulantes los que se encargaron de informarme las condiciones en las que vive este súper héroe urbano llamado Aldemar Montaña y lo que me motivó a entender que tantas enseñanzas en un solo acto debían documentarse, hacerse público y convertirse en una herramienta que despierte conciencia por un lado e inspire buenas voluntades por el otro.

Entender que la higiene y limpieza de una ciudad depende fundamentalmente del empeño y responsabilidad de cada uno, es un mensaje que Aldemar nos arroja como un baldazo de agua helada sobre nuestras cabezas. Pero ese mismo baldazo debería movilizarnos en el deseo que tanto abnegado trabajo tenga su recompensa.

De mi parte ofrezco un contacto cercano hacia su persona, que permitirá mantener esta historia abierta en la esperanza de inspirar acciones reparadoras.

Como comunicador con llegada a ciertos ámbitos de la cooperación internacional trataré de mover algún hilo. Pero quedo fundamentalmente atento al aporte de todas y todos con ideas y herramientas que pongan esta convocatoria colectiva en marcha.

Aldemar sin dudas lo merece.